A un año de la
asunción de Macri de manos de su antecesor Pinedo, y parafraseando a M.E.Walsh
en su canción La Cigarra,
podríamos manifestar que fue un año bajo la …….mierda.
Hay en el país
y entre los integrantes del campo nacional y popular una sensación de horror,
de estupor, por todo lo que sucede y sucedió hasta aquí, que es ni mas ni menos
que un espectáculo bochornoso, inmerecido para el pueblo e imperdonable para la Patria.
Un gobierno
lleno de apellidos que nombran calles (Bullrich, Cabrera, Vidal, Peña,
Quintana, otra vez Bullrich Pueyrredón), y de personajes nefastos que, o ya
habían ocupado altos cargos en otras administraciones, o son recién llegados a
la política, catapultados desde grandes empresas, corporaciones, bancos,
grandes estudios de abogados, etc.
La
desesperación de estos tipos (y tipas) para saquear al Estado, hacer negocios
para sus empresas, arrodillarse ante la Embajada, ante el Foreign Office y ante el FMI,
reventar los recursos de todos para fugarlos fuera del país, destruir la imagen
del peronismo/kirchnerismo y de sus últimos tres gobiernos, de Cristina y de
cualquier otro dirigente que tenga posibilidades de ser elegido en las urnas
(con el vergonzante papel que cumple hoy parte del Poder Judicial), es – aunque
no nueva- sorprendente.
Y sorprende
también la liviandad supina con que pretenden comunicarnos a todos que las
cosas marchan bien, que estamos felices y contentos y que la alegría campea en
nuestros pagos. Todo es una escenografía berreta, un montaje, un circo
ambulante, una película clase B. Todo lo que dicen es mentira (TODO), solo se apunta
a confundir, a engañar, a dividir, a anestesiar, a culpar a los que no son
culpables, a absolver a los delincuentes, y así sin parar.
Los índices del
propio INDEC son espeluznantes: 2,4% de caída del PBI, 8% la industria, 12,9%
la construcción, 5% del comercio, 8,3% de caída en la inversión (¿qué lluvia?)
y hasta 5,5% en intermediación financiera, elevación de las tarifas del 200% al
500%, duplicación de la desocupación y de la deuda en moneda extranjera, todo
en un añito; poniendo a la
Argentina en la puerta del club de los endeudados (del que
nos habíamos desafiliado, rompiendo el carnet), que es la herramienta basal del
poder financiero mundial para sojuzgar a los Estados Nacionales (y a los
pueblos), y terminar con todo viso de autonomía democrática.
Estamos ante un
aberrante experimento social: se pretende estudiar hasta que punto una parte
importante del pueblo puede ser engañado como un tonto, y cuál es el nivel de
tolerancia que posee la otra parte del pueblo que está sabiendo claramente lo
que pasa en realidad.
Y, quizás, lo
mas triste pasa por la actitud de muchos compañeros que avalan y/o permiten y/o
negocian y/o acompañan y/o toleran todo este siniestro plan de los dueños del
poder económico (nacional y extranjero) para DEMOLER los avances de los 12 años
de Gobierno Popular, en pos de una
supuesta
necesidad pragmática de facilitar el desarrollo de un programa de gobierno que,
a todas luces, es una catástrofe para la Nación.
La frase “yo quiero que al gobierno le vaya bien”, ya no
puede ser pronunciada por nadie sin convertirse inmediatamente en cómplice de
este desguace, porque el objetivo de esta administración es claro y duro: someter
al país a los dictados del poder financiero, disciplinar a los trabajadores y
reducir el papel del Estado a una función represiva… entonces preguntamos:
¿están seguros que quieren que le vaya bien?
Cansan también
los dirigentes, periodistas y analistas varios – si bien están en franca
disminución – que nos quieren hacer creer, con buena intención suponemos, que la Alianza Cambiemos
es “la derecha moderna”, “la derecha cool”, “neo-budista”, “new-age”, etc, etc,
cuanto en realidad no es ni más ni menos que la siniestra derecha oligárquica y
pro-imperialista que siempre dominó al país, la que bombardeó la Plaza de Mayo, la que hizo
desaparecer a treinta mil compañeros, la que sistemáticamente endeudó y
empobreció a la Argentina,
la de Rivadavia, Mitre, Aramburu, Martínez de Hoz; estos tipos SON ESOS Y NO
OTROS, no se puede sostener ni un segundo mas esa paparruchada de la “nueva
derecha”.
Pongámonos a
pensar por un minuto, hasta dónde pueden llegar estos miserables, en su anhelo
de vaciar las arcas del Estado y convertir lo que quede en un coto privado para
exclusivo beneficio de su casta.
Nuestro
vaticinio, y lo ponemos a discusión, es que quieren convertir a la Argentina en una
semi-dictadura, “Jujuyzar” toda la
Nación, con la excusa de las protestas, tomas, movilizaciones
que irán sucediendo con mayor frecuencia e intensidad, utilizar a las fuerzas
de seguridad para control total de los movimientos públicos de los opositores,
meter a las FFAA también en esta lógica y acabar con la democracia que duramente
conseguimos hace 33 años, las “ideas” de la ministra de seguridad sobre la
represión de las publicaciones en redes sociales es una pequeña muestra.
Preguntamos:
¿qué idioma entiende esta gente?, ¿el de la negociación?, ¿el de las
movilizaciones?, ¿el de las urnas?, quizás haya que apelar a todas ellas con
mucha presencia en la calle, con tomas, huelgas, piquetes, siempre con dureza y
convicción, a lo mejor eso les dé un poco de miedito y aflojen un poco la soga
al cuello que nos han puesto.
Entonces,
pronto, nos encontraremos con la disyuntiva que titula esta nota…
RECUADRO
La
piña de D´elía y la piña de Pietragalla:
En
dos momentos críticos de la batalla por la independencia nacional, salta la
reacción indignada de algún compañero, con plena justificación y como
consecuencia también, aflora el desprecio y la mentira de los enemigos. En
medio del paro destituyente de mediados del 2008 comandado por las patronales
del agro, D´elía no se banca una agresión de un dirigente rural y le emboca una
piña al sujeto, y ahora, ocho años después, con el campo nacional en pleno
retroceso, el diputado Pietragalla le emboca una piña a un gendarme que
manoseaba a una concejal del FPV. Es todo un símbolo… porque entre un golpe y
otro durante los ocho años los que se cansaron de pegarnos (físicamente a
nuestros militantes en La Plata,
en Tigre, San Isidro, San Martín, Alte Brown, en CABA, en Chubut, en Mendoza,
etc, y simbólicamente todos los días y
por casi todos los medios) fueron ellos.