A esta altura
de la pandemia podemos ya sacar algunas conclusiones, y en particular sobre la actuación del Gobierno de la Ciudad
de Buenos Aires.
El virus lo
“importaron” los viajeros que vinieron del exterior, es decir, personas de
clase alta y media alta en general. A esa personas se las trató con deferencia:
se los invitó a permanecer en sus casas durante catorce días, y en el caso que
viajaran con un caso comprobado se los aislaba en hoteles de primer nivel.
Ahora ya
estamos en otra etapa, las clases mas altas ya sufrieron su contagio y ahora el
virus se ensañó con los barrios pobres y con las personas en situación de
calle, para ellos no hay hoteles de cuatro o cinco estrellas, ni tratos
especiales porque si se contagian los villeros y los que duermen en la calle al
gobierno de la ciudad
parece que no le importa.
La falta de
eficiencia en todo este período de cuarentena de la conducción de Larreta es
escandalosa, a pesar de la buena onda que, obligadamente quizás, le propina el
Gobierno Nacional, porque el tema de las villas debió atenderse desde el día
uno, tratando de disminuir la concentración de familias, llevándolas a los
cientos de hoteles vacíos de la ciudad, procurando que las obras de suministro
de agua corriente del barrio 31 se completaran con urgencia, y en el caso de
los refugios realizar los protocolos de sanitización con seriedad con las
personas que acuden a ellos.
Tomemos, para
comparar, el caso de Rosario donde hay cantidad importante de barrios precarios
y no hubo casos desde hace varios días.
Un aparte para
los geriátricos: tampoco aquí parece que se actuó con la debida previsión, ya
que era obvio que son focos principales de contagio (y de casos fatales), cosa
que se comprueba revisando con lo que pasó en España, Italia y Francia.
Los que vivimos
en CABA lamentamos esta ineficiencia, ya que se disparan los casos en este
distrito y ahora seguimos en aislamiento preocupados por el virus, cuando si se
hubieran tomado medidas básicas de prevención estaríamos en otra situación.
Nos gustaría
saber qué medidas de ampliación del sistema de salud tomó el Gobierno de la Ciudad; la Nación construyó 12
hospitales, habilitó otros que estaban sin terminar, preparó miles de camas de
aislamiento, compró miles de respiradores y de kits de análisis, lo mismo
hicieron y dentro de sus posibilidades todas las provincias e intendencias. Y
por la ciudad cómo andamos?, la ciudad rica de la Argentina está haciendo
agua, comprando barbijos a precios insólitos, desoyendo las quejas del personal
sanitario de los hospitales sobre falta de insumos y en cambio haciendo compras
de suministros para la represión, abonando la hipótesis delirante de que ante
la crisis las “hordas” de pobres asaltarían los supermercados y comercios de la
ciudad.
No es novedad
la poca capacidad del PRO para gestionar el Estado, además obviamente de la
costumbre de saquearlo y beneficiarse de él, pero esta falta de idoneidad se
cobra en vidas humanas, lo cual es imperdonable.
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